Antología filosófica by Antonio Caso

Antología filosófica by Antonio Caso

autor:Antonio Caso [Caso, Antonio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Filosofía
editor: ePubLibre
publicado: 1956-12-31T16:00:00+00:00


EL ARTE COMO FENÓMENO SOCIAL

Hay una oposición fundamental entre las concepciones de la sociedad como fenómeno natural, o como comunidad para la elaboración de la cultura. En la sociedad como fenómeno natural, todo está determinado por el juego de las fuerzas o factores sociales, concurrentes con el agregado y concomitantes con él. La sociedad, así considerada, es un hecho cósmico evolutivo, synérgico, un hecho biológico de adaptación y un fenómeno psíquico de conciencia de la especie, anterior a la misma humanidad. En él concurren la acción geográfica o telúrica del clima, la fauna y la flora; la acción antropológica de la raza, la herencia y la población; la acción, también propiamente social, de la división del trabajo y la imitación; pero, al lado de estos determinantes que hacen de la sociedad una manifestación regular (aun cuando fuere complejísima), de las energías universales, existe la vida espontánea de la comunidad, que se manifiesta en la familia, el derecho, el Estado, etcétera, y, sobre todo, en la religión, el lenguaje, el arte, la filosofía y la ciencia.

La oposición entre la sociedad y la comunidad para la cultura relaciónase, íntimamente, con la otra antítesis fundamental del individualismo y el colectivismo. Mientras más individual o personal es un fenómeno social, más revela su carácter de espontaneidad, que le hace romper el marco del determinismo sociológico, para asimilarlo al arte; porque, cabalmente, el arte es, de todos los frutos sociales, el más personal sin dejar por ello de obedecer, en parte, al determinismo de las otras causas sociales, concurrentes con el genio.

El objeto de este capítulo es puntualizar lo que haya de espontáneo e irreductible, y lo que existe de colectivo en la obra de arte.

Una concepción puramente individualista del arte, es falsa; pero una estética que descuida el factor personal, y pretende entregarnos el secreto de la producción artística de la humanidad, por medio de causas y acciones colectivas, también lo es, y con mayor razón. Valgámonos de algunos ejemplos, que aclararán el sentido de la tesis que sostenemos. La sinfonía deriva de la forma típica de la música instrumental: la sonata. Creóla Philip. Emmanuel Bach, con antecedentes, no obstante, en los clásicos italianos; desarrolláronla Mozart, Haydn y Beethoven. En la IX Sinfonía, se modificó la composición clásica de este género musical, al incluirse una pieza final, con coros; y Wagner, por último, transformó la sinfonía dramática, en el drama sinfónico.

He aquí un género que, al evolucionar, nos revela; primero, la continuidad de la acción social de una escuela (debido a las múltiples imitaciones de un modelo); y segundo, la acción individualísima, irreductible, del genio creador, que se va llamando en el curso de la historia musical, Bach, Haydn, Mozart, Beethoven, Wagner. La evolución de la sinfonía es, pues, un hecho individual y colectivo, indisolublemente colectivo e individual. Sólo que lo colectivo ha resultado de convertir un modelo individual, en ley social del gusto artístico de un siglo.

«Refiere Luis Richter, en los Recuerdos de su vida —dice Woelfflin en sus Conceptos fundamentales en la



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